(Het meisje met de parel)
Johannes Vermeer
1665 /1667
Empezó por dejar de lado el drama, que le afectaran menos aquellas acciones que antes le dolían, se abrió paso a ella, retomó sus placeres y recuperó su sonrisa.
Salió de nuevo al mundo, encontró en su interior las palabras que tanta falta le hacían y que por tiempo esperó que alguien más lo reconociera.
Así, sin querer planeó su partida, no por falta de amor, todo lo contrario por incremento de amor propio, por reconocimiento de su ser.
Afinó su voz, afiló sus dedos, halló la inspiración perdida y se dedicó a ella, a lo más importante, ELLA.
Y de repente brilló, lo hace de manera sorprendente, su brillo atrae más brillo.
Ella ahora se marcha en silencio, poco a poco, sin darse cuenta, cada día sale un poco más lejos, cada vez avanza en la dirección opuesta, está presente físicamente, ausente de alma y corazón.
Él que no lo imaginó jamás, ahora siente el silencio de su ausencia.






