viernes, 14 de julio de 2017

Los giros del Universo




La siesta Vincent Van Goh 1889


Tanto tiempo oculto en el rincón de lo imposible, sin previo aviso se aparece y emerge con locura contagiosa, risa espontánea, sensibilidad a flor de piel.
Liberando las cadenas del pudor y seducción más allá de lo físico, el abrazo cálido que llega con la mirada, el beso inesperado que no da lugar a la razón.
Así lo inevitable se da paso, como la tormenta en pleno invierno, atracción postergada, confesiones nunca dichas. 
Sensaciones inexploradas que resultan peligrosamente adictivas. 
Adicción a las charlas interminables y escucha silenciosa, que  otorga la complicidad que solo se obtiene de dos seres que se entienden sin siquiera hablar, que se atraen con el pensamiento, el que se aleja por años y emerge cuando la intuición te lo dicta. 

Así encuentros furtivos que reposarán en la memoria, que se alimentarán para contar historias, alimentar el ego o simplemente aflorar sonrisas. 


Y.G.R

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